Torrevieja, luz que irradia cultura como punto de referencia en las aguas del Mediterráneo. Múltiples son las manifestaciones culturales que se entrelazan y, en un contexto de consolidación del tejido asociativo, crece ese espíritu de crear una localidad que tenga como bandera este concepto.
Una realidad que goza de esa capacidad para unir ilusiones en favor de un proyecto de ciudad que no solamente promociona sus playas y el clima propicio para actividades lúdicas. Ejemplo de ello es la gran cantidad de barrios que apuestan por sus tradiciones heredadas de padres a hijos, desde aquellas que se fundamentan en siglos de devoción como la Semana Santa hasta las fiestas que paulatinamente han ido incorporándose a la extensa nómina de eventos culturales como los encuentros entre diversas comunidades internacionales.
Todo ello se articula en el calendario torrevejense teniendo en cuenta que un referente cultural es aquel que progresa adaptándose a los constantes y eminentes cambios derivados de la sociedad actual, al tiempo que sabe valorar el preciado legado de su patrimonio humano. La cultura no sólo se ve manifestada en un barco de sal, en una coreografía carnavalesca o en una partitura escrita al ritmo del dos por cuatro. La riqueza cultural en su esencia verdadera es la labor artesanal del cuaje en las lagunas, el esfuerzo de cada ensayo o las voces de los coros que al cielo entonan las habaneras que sus mayores inculcaron. Testimonios de vida de tantos vecinos de este pueblo marinero y salinero que ahora se erige como un enclave cultural único gracias a las raíces que ahondan en décadas de tradición.
Torrevieja, blanca de sal y morena de soles se constituye en la actualidad como un lema válido pero incompleto para quien desee describir la totalidad de la esencia de este pueblo a orillas del mar, como expresaba Ricardo Lafuente. Torrevieja, blanca de sal, morena de soles y abanderada de la cultura como himno que resuena en los corazones de los torrevejenses.
EDUARDO ARANDA HORTELANO
